La pandemia del Coronavirus nos enseñó lo peligroso que puede resultar ser cuando se produce un desequilibrio en nuestras vidas. Tarde o temprano la pandemia acabará y la vida volverá a su normalidad, pero si existe algo que hace siglos que se está desequilibrando, es nuestro medio ambiente; y todo provocado por nosotros.
Para entender este apartado, será necesario comprender lo que es el impacto ambiental, el cual es una alteración o modificación sobre el medio ambiente, producto de la acción del ser humano. Aunque si nos ponemos a pensar, en realidad, la mayoría de las acciones tienen un impacto (mayor o menor) sobre nuestro ecosistema. Es por ello, que existe lo que se llama la Evaluación del impacto ambiental (EIA), el cual se utiliza con el objetivo de avanzar hacia un desarrollo sostenible sin dañar nuestro planeta; o eso se supone.
A lo largo de nuestra historia son incontable la cantidad de casos que generaron una alteración negativa en nuestro ecosistema. No solo se perjudica el medio natural, sino también la salud humana. La contaminación del planeta, aire, agua, suelo, pérdida de biodiversidad y el incremento de enfermedades son algunas de las consecuencias.
Por citar algunos ejemplos, todos conocen lo que sucedió con la planta nuclear en Chernobyl. En ese caso, la acción y negligencia humana generaron un desastre de proporciones bíblicas. Aún hoy, 35 años después, los niveles de radiación son tan peligrosos, que pasarán miles de años antes que vuelva a ser un sitio habitable. Otro caso famoso es el Mar de Aral, que en su tiempo fue el 4to lago más grande del mundo. Sin embargo, la ambición del hombre provocó que perdiera un 90% de su tamaño original y generando un enorme desierto, totalmente infértil y con miles de especies marinas muertas.
Además, un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) informó lo siguiente: “La ciencia ha dejado claro que, si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, en los próximos años tendremos un flujo constante de enfermedades pasando de animales a humanos”.
Es por esto, que resulta vital medir, planificar y minimizar cualquier actividad que puede perjudicar nuestro entorno. Si bien es cierto, que mediante la ciencia se pueden remediar ciertos errores y de esta forma disminuir parcialmente el daño, lo cierto es que hay aspectos en los que jamás se volverá a lograr un impacto ambiental cero, o que al menos tardará demasiado tiempo en recomponerse. Hay efectos irreversibles como la extinción de especies, la destrucción de hábitats, el agotamiento de recursos ante el incremento poblacional, el cambio climático, el deterioro a nuestra capa de ozono, entre otras cosas.
De ahí la importancia de reflexionar y tomar decisiones firmes y certeras antes de que todo sea tarde. Apoyar las energías limpias, reducir-reutilizar-reciclar, alternativas alimentarias, apoyar emprendimientos ecológicos, son algunas de las medidas que podemos tomar nosotros como ciudadanos. El resto, dependerá de los gobiernos y empresas en el mundo.